Una confesión guardada bajo llave

   Algo frío en la frente de Ran la hizo reaccionar.
   -Hmm... -fue lo único que pudo articular-
   Se dio cuenta que estaba recostada en una cama. El aire era fresco, de seguro gracias a algún ventilador.
   Un suspiro llamó su atención y le obligó a utilizar todas sus fuerzas para intentar abrir sus ojos. Pesados... realmente era mejor dejarlos así... cerrados...
   -¿Ya despertaste? -inquirió una voz junto a ella-
   Aquella voz le sonó familiar, tanto que sus fuerzas regresaron de golpe, logrando abrir sus ojos al fin.
   -Y... ¿Yuu? -murmuró débilmente, ante lo cual el mencionado sonrió torcidamente- ¿Qué...?
   -Pues tienes suerte, pequeña -comentó Yuu-. Te vi desmayarte afuera de la librería donde trabajo.
   -Gracias -agradeció sonriente, complacida por el gesto- ...no tenías por qué...
   -Bueno, podría haberte dejado tirada en la calle -repuso como si nada, encogiéndose de hombros-
   Ran le lanzó una mirada penetrante.
   -Bueno, entonces si tanto te molesto, ¿por qué no hiciste eso? De todos modos te habría dado igual, ¿no es verdad? -repuso fríamente, recostándose de manera que le diera la espalda.
   -O... Oye, ¡no lo decía en serio! -se apresuró a decir- ¿Qué tienes ahora?
   -¿Y tú qué tienes también? No te ves nada bien...
   -No quiero hablar de eso -respondió secante, enseñando una leve sonrisa en sus labios-
   -Ah, vale... -repuso apáticamente-
   Yuu colocó una mano sobre el hombro de Ran.
   -Vamos, sea lo que sea que tienes, de seguro te estás complicando la vida sola, ¿no lo crees?
   -Agh, no es tan simple como eso.. -repuso mosqueada para luego murmurar- Si supieras... si tan sólo supieras, Yuu...
   Cada vez le costaba más contenerse, el guardar sus palabras, tragarse sus sentimientos. Simplemente no podía decirle la verdad. No quería verle mal, deprimido. No se sentía capaz de dañarle así por un mero capricho.... "¿Y qué tal si realmente le importa un comino?" pensó por un segundo, pero decidió desechar aquella idea de inmediato.
   -No debe de ser tan malo -repuso con un bufido- lo que yo tengo es peor.. -agregó con una mirada un tanto fría- pero no te ando diciendo "si supieras" como perro herido, ¡deja de victimizarte para dar lástima, por favor!
   Ya estaba. Había tocado el nervio.
   -¿¡Víctima?! -exclamó, sentándose de golpe en la cama con renovadas fuerzas- ¡No me estoy haciendo la víctima para tu información! Tú sabes que confío en ti para decirte todo...
   -¡Pues entonces dilo ya! Ugh, y uno que se preocupa -sentenció con un largo suspiro, rodando los ojos-
   -Te lo agradezco pero no es tan simple... Mira, si no te digo algo es por algo llamado com-pa-sión, ¿la conoces? -continuó Ran, algo histérica-
   Aquel comentario le había dolido. Si estaba así era por su culpa... y en parte por la suya propia... "Joder", pensó Ran, "ser considerada es una mierda...". Simplemente no podía decírselo.
   -Ay, mujer, tú sí que sabes complicarte, en serio... -musitó sonriente, rascándose la cabeza-
   -¡Cállate! Si no digo nada es para no herirte, ¡so tarado! Hay cosas que dices que simplemente me hacen pensar "No, no puedo decirle, no ahora... si lo hago se sentirá mal" ¿Acaso eso es hacerme la víctima?
   Y sin esperar a ver la reacción de Yuu u oír su respuesta, salió de la cama con rapidez y se calzó sus zapatos, caminando hacia la puerta.
   -No puedo seguir así, ¡yo me largo! -exclamó molesa, controlando las ganas de echarse a llorar allí mismo-
   Acto seguido colocó una mano en el pomo y abrió la puerta. Ésta no se abrió. Al alzar la vista comprobó que Yuu la estaba sosteniendo, impidiéndole salir.
   -¡Déjame ir! -rogó Ran-
   -Mientras estés bien...
   Ran soltó una carcajada triste.
   -Realmente eso es lo que yo debería decir...
   -¿Eh?
   Entonces no pudo más. Su mano se cerró con fuerzas en torno al pomo e hizo azotar la puerta al forcejear, desesperada. Y sin quererlo, comenzó a sollozar.
   -Vamos pequeña... -un silencio incómodo llenó la habitación hasta que sus brazos se cerraron en torno a los hombros de Ran, abrazándole suavemente por la espalda.
   -Joder, si tanto quieres saber... -murmuró para luego repetir la frase, exclamando mientras se soltaba de su agarre- ¡Si tanto quieres saber, me gustas!
   La atónita y confundida mirada de Yuu no la hizo detenerse en absoluto. Ya había comenzado, y no le importaban en absoluto las consecuencias que sus palabras podrían traer.
   -Nunca me dejaste de gustar desde esa vez hace dos años, ¿¡contento?! Ahora no me importa parecer una mocosa de primaria diciéndolo así.
   En aquel momento recordó cuando Yuu le había dicho que a veces era mejor dejar que el otro se diera cuenta solo, mostrarle sus sentimientos de manera indirecta. Pero ya lo había hecho.
   Y se había cansado.
   -Dijiste que se daría cuenta con el tiempo... ¡¿joder, cuánto?! ¡Ya me cansé! Hace meses que quiero decírtelo, ¡pero me venías con que tenías una novia! Pues bien, decidí esperar...
   Yuu oía en silencio las palabras de Ran, sin siquiera moverse o inmutarse en absoluto, dejándola continuar.
   -Entonces me dijiste... que ya no la soportabas.... y por un momento pensé en utilizar esa oportunidad pero... no soy tan oportunista, no quería parecerlo... y cuando tuve una nueva chance, ¡me dices que terminaste con ella! ¡No podía hacerte eso, herirte de esa manera! ¿¡Eso es complicarse la vida?! ¿¡Eso es hacerme la víctima?! ¡No! ¡Eso es querer ser considerada por quererte mucho! Sobre todo cuando me dijiste que no querías declaraciones de nadie por el momento... ¿¡Cómo querías que te lo dijera sabiendo eso?! ¿¡Cómo?!
   Y dejando aquella pregunta abierta luego del monólogo, una vez más intentó abrir la puerta antes de esperar cualquier reacción. Aquella vez nada le impidió salir, dejando atónito a Yuu y, con un portazo detrás de ella, Ran se alejó de allí sin mirar atrás mientras secaba las amargas lágrimas que caían por sus mejillas. Lo había dicho, y ahora no podía arrepentirse. Aunque en aquel momento, mientras bajaba las escaleras del departamento, lo último que le importaba era lo que pensara Yuu al respecto. Y entonces le atacó la culpa al ver sus pensamientos desviados hacia Tarou, aumentando el caudal de sus lágrimas, no teniendo mayor remedio que dejarlas salir, nublando su vista.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

; A ; Ooooww Cuñis. Me gustó, es más, creo que realmente sentí era pena al final :'D creo que, creo que todas hemos pasado por cosas asi ¿no?.

¡Exelente trabajo! o/

Publicar un comentario